P. Javier Herrán, 18 años de Consejero Inspectorial

El Padre Javier Herrán, Rector de la UPS, cumplió su trabajo como Consejero Inspectorial, y cuenta su experiencia con una entrevista en «Salesianos al día». Inició como consejero con el P. Esteban Ortiz de inspector, trabajando también con el P. Francisco Sánchez, P. Marcelo Farfán y P. Jorge Molina en la misma función.

 

¿Padre Javier, cuál es el papel o rol del consejero inspectorial?

«Como dice la palabra, consejero significa participar en la gestión de la Inspectoría, dando tu criterio, cumpliendo con las tareas para que el Inspector pueda tomar las decisiones que estén más acordes con las necesidades, tanto del hermano como de las actividades, y quehacer de la Inspectoría.»

 

A más de Consejero Inspectorial, ¿Qué otro cargo ha desempeñado?

«Comencé siendo consejero porque era ecónomo de la Inspectoría; por lo cual fui también director de la «Comunidad El Girón» y, evidentemente, me tocaba dirigir el Colegio Spellman, que era parte de la comunidad. Después dejé de ser ecónomo y director, pero seguí siendo consejero. Pasé a ser Director de la comunidad de Yanuncay y, por lo tanto, del Técnico Salesiano. Ahora Rector de la UPS. En ese ejercicio de rectorado, hubo un año (2015) en el cual solo me dediqué a la UPS.  Al final de ese año me designaron Director de la comunidad María Auxiliadora. Actualmente, sigo ejerciendo esa labor y la de rector, terminando mi función de Consejero Inspectorial.»

 

¿Sintió nostalgia al dejar este cargo?

«No, porque primero no es que te apegas a un cargo; intentas servir y aportar con tus criterios. Yo creo que después de 18 años mis criterios no hacían falta, todo el mundo sabe lo que piensa Javier Herrán, sobre las condiciones de la Inspectoría. El mundo de la opción de los pobres, el cómo hacer que los recursos de las obras destinadas a clases sociales un poco más favorecidas puedan tener responsabilidad social con las obras más necesitadas, una igualación de condiciones y oportunidades socioeconómicas.

Entonces ya compartí todo lo que conozco, lo que he aprendido en mis años de desarrollo en las comunidades indígenas, como promotor del Banco Central, como profesional del desarrollo local sostenible.»

 

¿En este tiempo, cuál ha sido el periodo más difícil para la Inspectoría?

«Creo que en 18 años no habido periodos difíciles. No creo que la Inspectoría del Ecuador haya vivido momentos de blanco y negro. Ha vivido momentos de mayor o menor aceleración, pero creo que la línea no ha cambiado. Si se analiza las obras de la Inspectoría en los últimos 50 años, se puede detectar un aumento, una profundización de la línea, pero no un cambio de opción.»

 

¿Qué sectores han sido los más prioritarios para nuestra Inspectoría?

«Desde que en el Capítulo se comenzó hablar de opciones prioritarias, esta Inspectoría redefinió sus prioridades: chicos de la calle, misiones andinas, misiones amazónicas y afro ecuatorianos.»

 

En estos 18 años durante sus puestos de ecónomo y consejero, ¿qué momentos de crisis ha tenido que enfrentar?

«A mí los salesianos me enseñaron a trabajar y vivir del trabajo y ser feliz con la actividad que se realiza, y me han dado la oportunidad de realizarlo. Nunca he tenido aspiraciones de tener mando, siempre me lo han dado. Lo que siempre me han dado es trabajo, dentro de las líneas que me han gustado, o sea no he tenido trabajos que no me hayan gustado.»

 Tal vez, cuando el Inspector me nombró Rector de la UPS, no pensaba que esta propuesta encajara con mis intereses. Yo siempre he sido medio contestatario a cierta visión de la sociedad que justifica la división o la estructura piramidal de la sociedad. Ya por obediencia, y porque el P. Marcelo Farfán me sugirió meditarlo, simplemente me pregunté: «¿La universidad puede ayudar a los indígenas? La repuesta fue clara: sí.

Puede haber muchos otros salesianos u otros laicos trabajando en el oriente, en las misiones indígenas, que tienen expectativas de la universidad, entonces para mí la universidad se volvió un espacio de desarrollo y lo he verificado con alegría. La última grata experiencia es la Residencia Universitaria dirigida por el P. Maffeo: en Quito, cerca de 60 jóvenes, muchos de ellos indígenas, son ayudado por la Universidad con el team de estudio, alimentación y residencia.»

Ver noticia en www.ups.edu.ec

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